Auckland tiene un Museo. Que duele 25 dólares kiwis, pero que vale la pena room by room. Está en el Auckland Domain, que es un parque enorme con bosquecitos, caminitos y laguito, y el edificio, de fachada clásica, tiene por adentro tres niveles, muchos cuartos por nivel, y un zigzag interesante que te pasea por esa mezcla tan difícil de definir que inunda a toda la ciudad.
Para empezar, entrás a un recinto con una choza maorí que era algo sagrado, así que si te descalzás podés entrar y recorrerla por dentro. Tiene montón de esas caras que tallaban, medio diabólicas medio divertidas, que fascinan. Es todo de madera y paja, pintado de naranja blanco y negro. De chiquito me gustaba mucho esa combinación.
Después uno va recorriendo distintas habitaciones de la planta baja, donde se muestra todo lo que se conserva y se sabe de los maoríes (también de islas aledañas y no tanto, del Océano Índico y Pacífico) como herramientas, embarcaciones, arte, indumentaria, cosas para cazar, ídolos, muñecas, y bocha, bocha de cosas más.
El primer piso se dedica a la flora, fauna y geografía. Tiene animales disecados (un moa gigante entre ellos, y muchos, muchos kiwis distintos), huesos, fósiles, peceras, representaciones de relieves y volcanes, hábitats y laboratorios, y una casita que tiene un simulador de terremoto al cual no pude asistir porque unos pibes de primaria copaban de bote a bote. Malditos.
El segundo piso está dedicado por entero a las guerras, primero las propias de Nueva Zelanda, y después la Primera y Segunda Guerra Mundial. Tienen recreaciones de trincheras, aviones enteritos, armas, medallas, banderas, listas de muertos, uniformes, una biblioteca, un misil grande como una moa y un pedazo de submarino incluso.
En general es todo muy lindo, muy cuidado, muy entretenido para los más pequeños y todo eso, aunque sin el mapita uno seguro termina salteándose una muestra o una sala. El tiempo mínimo para recorrerlo es de unas dos horas; para recorrerlo sacando fotos, tres horas; y para recorrerlo sacando fotos y leyendo (confieso, no lo hice), dos años de perro.
A todo esto, hay algo que me llamó la atención en la planta baja: ver conexiones y relaciones entre el arte de los maoríes y demás polinesios, y el arte americano precolombino.
Para enumerar, por un lado había estatuillas y colgantes realmente parecidos a los suplicantes: formitas humanas con perforaciones en brazos y piernas, en actitudes ceremoniosas. Incluso había una de esas transfiguraciones en la que el hombrecillo se quitaba una máscara maorí, pero igualita a las que se encuentran en América.
Después tenían una máscara enorme que no puede ser más similar a las máscaras de asombro preincaicas. Dale, que no todas las civilizaciones primitivas hacían caritas sintéticas con una T en el medio. ¿Coincidencia nomás?
Lo mismo en escudos y barcas, había trazos (estos sí más discutibles) muy parecidos a los arabescos de los aborígenes americanos, las espirales, las serpientes, etcétera.
Y después un sinfín de afinidades, más o menos demostrables, de impresiones, de rasgos, de detalles y espíritus que le decían a mi ojo (in)experto que acá había algo, que o unos remaron hacia el Oeste o los otros hacia el Este, pero que en algún momento todos estos se habían juntado a tomar mate, comer un asado e intercambiar figuritas.
Si algo de todo esto estaba explicado en los textos del Museo, lo ignoro porque no leí casi nada. Y si en wikipedia hay un artículo al respecto, también lo ignoro porque me da fiaca buscarlo. Y si alguien tiene un libro sobre la diplomadia entre incas y maoríes, que sepa que me caga mi súper teoría.
Para enumerar, por un lado había estatuillas y colgantes realmente parecidos a los suplicantes: formitas humanas con perforaciones en brazos y piernas, en actitudes ceremoniosas. Incluso había una de esas transfiguraciones en la que el hombrecillo se quitaba una máscara maorí, pero igualita a las que se encuentran en América.
Después tenían una máscara enorme que no puede ser más similar a las máscaras de asombro preincaicas. Dale, que no todas las civilizaciones primitivas hacían caritas sintéticas con una T en el medio. ¿Coincidencia nomás?
Lo mismo en escudos y barcas, había trazos (estos sí más discutibles) muy parecidos a los arabescos de los aborígenes americanos, las espirales, las serpientes, etcétera.
Y después un sinfín de afinidades, más o menos demostrables, de impresiones, de rasgos, de detalles y espíritus que le decían a mi ojo (in)experto que acá había algo, que o unos remaron hacia el Oeste o los otros hacia el Este, pero que en algún momento todos estos se habían juntado a tomar mate, comer un asado e intercambiar figuritas.
Si algo de todo esto estaba explicado en los textos del Museo, lo ignoro porque no leí casi nada. Y si en wikipedia hay un artículo al respecto, también lo ignoro porque me da fiaca buscarlo. Y si alguien tiene un libro sobre la diplomadia entre incas y maoríes, que sepa que me caga mi súper teoría.
Rafa Deviaje.
jajajjaja.. sos horrible ra!!!, no me voy a poner a buscar teoria le respecto para no sacarte la ilusion, jaja, besoooo!!!
ResponderEliminarGracias mar! con la poca disponibilidad de wi fi que hay acá ni da ponerme a wikipediar eso jaja
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