domingo, 13 de abril de 2014

Albert Park

    

Auckland se esmera en sus parques y plazas. Las tiene invadidas de vegetación (incluso con caminos intransitables a causa de las ramas que se atraviesan) o con pufs en vez de banquitos, para los que el pasto les hace picar, o con máquinas para hacer ejercicio y grandes extensiones de césped perfecta y prolijamente cortado, para jugarse un béisbol después de calentar.



Fui con mi pequeña cámara Canon PowerShot SX150 is y el pequeño trípode para sacar fotos de exposición prolongada, y me puse a trabajar.

Andaba tranquilo con mi aparatito por una escalerita de ahí, en la plaza medio mal iluminada, pensando que jamás haría algo así en Buenos Aires, cuando a mi lado pasaron dos muchachos, con capucha y gorra puesta, que después de dar unos pasos giraron en u y se vinieron hacia donde estaba yo. "Cagué la fruta" fue mi primer pensamiento, junto al acto reflejo de prepararme para gritar, embestir con el trípode como única arma a mano y huir cobardemente.
Pero no, simplemente bajaron por la escalerita, me pidieron disculpas por arruinar la foto (que igual salió fea así que no pasó nada) y se perdieron en la noche. Oh Auckland.

















Pasado el primer susto, un rato despés por ahí seguía yo, esta vez acurrucado contra el piso, contando los segundos y procurando que nada perturbara a la camarita, cuando escuché que alguien me llamaba a mis espaldas:
-Ey flaco, ¿todo en orden?

















Al darme vuelta vi la silueta de tres policías (como en todos lados, la gorra los delató), y acto seguido el haz de una linterna me achinó las pupilas como a un gato.
-Todo bien -les respondí con mi mejor sonrisa- sacando fotos -y les señalé el trípode en el piso.
-¿Ah sí? -me dijo el poli líder del grupo- .¿Puedo ver?
Ahí salté diciendo of course y le mostré todas las benditas fotos que saqué en Auckland, intentando que no se notara que me había dejado el pasaporte y toda posible identificación en el hostel.
-Lindas fotos, me gusta esa -fue su respuesta, y deseándome buenas noches, y se marcharon para hablar y registrar a los distintos grupitos que había desperdigados por la plaza. Muchos de los cuales, supongo, no eran tan inocentes como yo. 



En Auckland limpian las fuentes. Me acerqué a una para meditar con el sonido del agua y la encontré echando espuma.
La otra foto es de uno de los acceesos del Myers Park, que es como un serpenteante valle de pastito corto entre altos edificios de departamentos.

En definitiva, descubrí que las plazas en Auckland son lo que a priori uno supone que deben ser: lugar de esparcimiento, recreación, relajación, naturaleza. A diferencia de las plazas de Buenos Aires, a las que uno va con lo que no le pueden robar y predispuesto a escuchar cumbia en el celular ajeno, uno puede ir cómo y cuándo se le antoja y ver pasar pibes, gente corriendo, hombres de traje paseando sus perritos, el hippie de la guitarra, maoríes vagabundos, madres y nenes, la armonía.

(No olviden hacer clic en las fotos para verlas más grande, que me casi voy preso por esmerarme tanto en la fotografía eh.)



Rafa Deviaje.

8 comentarios:

  1. Muy buenas fotos Rafa!! Grosas las nocturnas del parque... que buen lugar bolu!!!!
    Abrazo enorme!!

    ResponderEliminar
  2. que bien rafa, coincido en que son excelentes las fotos.
    Que sigas bien!
    Abrazo a la distancia

    ResponderEliminar
  3. jajajajja!!!, geniales la fotos°!!, la 7 me encanto !!, reeee... pero lo que no tiene desperdicio es el posteo, muy bueno enano..

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un lugar genial Mari, no sabés. Las fotos apenas le hacen justicia.

      Eliminar
  4. Me encantaron las fotos y el relato, beso grande!!

    ResponderEliminar