viernes, 4 de marzo de 2016

Naruto: mindblowing


Desde Kurashiki fuimos a pasar la noche a la estación de Okayama (donde, para el que le interese, considero que se concentran las japonesas más lindas de todas) y al día siguiente fuimos hasta Kojima, la última estación de tren en tierra firme y capital japonesa de jeans (y para demostrarlo tienen una galería donde cuelgan cientos de jeans sobre las cabezas). Desde la estación de tren fuimos cuesta arriba hasta una Parking Area y empezamos a hacer dedo...

Y nos levantó sin mucha espera un japonés copado que iba hasta Takushima, ciudad cercana a Naruto, donde nos esperaba nuestra anfitriona de Couchsurfing. Pasamos raudos por un puente que saltaba de isla en isla y por sobre ciudades pequeñas; y como pasaba el mediodía, el buen hombre nos llevó a comer el mejor rámen de Tokushima y de Japón. Lo cual, después de habernos tomado hasta la última gota de caldo (cosa que sólo hacen los turistas), confirmamos que era verdad.


De ahí fuimos tren mediante a Naruto. Ignoramos las instrucciones que Dragana, nuestra anfitriona, nos había enviado, y atravesamos un alto puente a pie, por una senda peatonal inexistente, nos mandamos por el medio de la Universidad y finalmente llegamos a los departamentos estudiantiles. Así como ella nos había indicado la puerta estaba abierta, así que pasamos, tiramos los petates y salimos a caminar.

Lindo lugar Naruto. Tranquilo, chiquito. Y la Universidad de Naruto, al igual que otras muchas universidades y colegios en Japón, era enorme y estaba en un lugar remoto y apartado.


Dragana era profesora croata de inglés pero en Japón estaba haciendo una investigación sobre por qué los japoneses son tan mensos con el inglés. Y sus conclusiones eran que había tres problemas: por un lado al usar el katakana (lenguaje silábico con el que adaptan palabras y nombres extranjeros) deformaban completamente el inglés sin siquiera darse cuenta; por otro lado, practicaban mucho vocabulario y mucha traducción escrita, pero nunca hablaban (de hecho los profesores japoneses de inglés apenas sabían hablarlo); y por último, empezaban a estudiar de muy grandes a aprender y por muy poco tiempo.

Lo curioso, destacamos, era que si bien se complicaba hallar un nativo con inglés fluído, encontrábamos señalización pública y carteles escritos en japonés y en inglés hasta en el culo recóndito del Japón... Lo cual, señalé oportunamente, es un hecho que gran parte de los japoneses ni siquiera ve: leen la parte en japonés y no registran las palabritas occidentales escritas debajo.



En fin, cómodos con la hospitalidad de Dragana, seguimos su consejo y los dos días siguientes salimos a caminar la islita en la que estábamos, pasando por una colina pelada donde quedaban las invisibles marcas de un templo y sus jardines (que me hicieron acordar mucho a Yume, de Akira Kurosawa), templitos escondidos, y hasta el mismo puente de Naruto...


Ahora, el momento otaku: aquellos que conocen la serie recordarán que la primera misión de Naruto es proteger a un constructor de puentes que, en agradecimiento, nombra a su creación con el mismo nombre. No es coincidencia que el puente de Naruto exista en la vida real y haya servido de inspiración para el mangaka...

Peeeero ¿sabías vos que abajo del puente de Naruto se da un fenómeno natural que genera enormes espirales de agua? ¡Ajá! De repente en mi cabeza tuvieron un sentido nuevo la espiral del símbolo de la Aldea de la Hoja, el rasengan y la espiral que llevaba Naruto en su chaqueta y que se repite en todos lados.


Ahora, momento científico: los remolinos son generados por la marea. Hay un gran mar interno que queda entre la isla principal de Japón y Shikoku, y al llenarse y vaciarse ese gran piletón por los pequeños (y en este caso también playo) estrechos interinsulares, se generan turbulencias y remolinos que, por un módico precio, se pueden ver desde el mismo puente, o por un precio menos módico, se pueden experimentar más de cerca con un barquito que se manda como loco al medio del quilombo, motores rugiendo y capitán desquiciado gritando al viento...

Bueno eso del capitán nos lo imaginamos desde arriba del puente, mirando a través del piso transparente. Y camino de vuelta, atravesando arrozales y casillas, volvimos al edifico de dormitorios estudiantiles, donde Dragana nos esperaba bajo el kotatsu para no enfriarse, retrasando la redacción de sus investigaciones...



Rafa Deviaje.

2 comentarios:

  1. jajjaja, me haces reir nene.. ya me habia parecido raro que pagaras por ver de cerca algo.. jajaj

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