

Lo bueno de la propuesta
(que acepté enseguida) era que iba a conocer el tan mentado Arthur's
Pass sin poner un peso de combustible o alojamiento. Lo malo de la
propuesta era que iba a tener que manejar la camioneta 4x4 de mi jefe
por un camino de montaña transitado, y que iba a tener que compartir
alojamiento con él.
Ok eso no era tan malo,
pero lo que sí se volvió pesado fue charlar durante varias horas
seguidas, cuando nuestros temas en común eran nulos, y en lo único
que coincidíamos era que para tener once meses de diferencia, éramos
muy, pero muy distintos.



Llegué a Greymouth, la
ciudad más cercana sobre la costa, dí una vueltita y no tuve más
remedio que emprender el retorno, pensando que la ruta de la Costa
Oeste iba a tener que recorrer la punta a punta. En el medio tuve
algunos problemas con la camioneta, ya que tuve la ocurrencia de pararme a sacar fotos en medio de una cuesta
pronunciada, y el bicho al arrancar no quería pasar de segunda, y el
camino era estrecho y lleno de curvas, había amenaza de cascoteo,
advertencia de no frenar ni detenerse, y los demás coches me tocaron
bocina alguna que otra vez durante unos interminables tres o cuatro
minutos.
El día siguiente amaneció
más lindo. Fuimos juntos hasta el lugar donde empezaba la regata, lo
vi irse y aproveché mis horas libres para ir a Castle Hill, un cerro
que tiene fomaciones rocosas como huesos de dinosaurios titánicos
que la erosión estaba descubriendo poco a poco; un laberinto natural
de piedras formidables, ideal para una batalla campal de paintball.
Lo que daría por una buena partida de paintball en Castle Hill, por Dios.
(Desgraciadamente, de
alguna forma que todavía no me explico, perdí todas las fotos de
Castle Hill y las de la llegada de Alex con su kayak. Me quise cortar
las pelotas cuando me di cuenta, pero bueno. Googleen, imagínenselo,
o vayan algún día.)

Para Navidad y fin de año, Alex nos invitaría a sus empleados latinos a pasarla con su familia, lo cual fue increíblemente grato; y un mes después de aquel
fin de semana, Alex participaría en el Coast to Coast, un triatlónque cruza Nueva Zelanda de un lado a otro. Como no es tan crack
decidió hacerlo en dos días en vez de uno, y terminó catorceavo en
su categoría, lo cual, pensando en los mil tipos que participan,
hizo que le cobrara bastante respeto. Esta vez no tuve la oportunidad
de acompañarlo, ya que fue su familia, pero sí aproveché para
hacer todas las boludeces que quise con el cuatriciclo en las horas
de trabajo. Puedo decir que ambos fueron fines de semana altamente
satisfactorios.
Rafa Deviaje.