



Después de
Lyteltton empezó el verdadero dilema para mí: caminos de montaña,
sinuosos, pendientes abruptas, sin guardarrail de ningún tipo, y con
hermosas vistas para acá y para allá. Fui frenando cada cinco
minutos para sacar fotos, pasando por pueblitos aledaños (todos de
postal), hasta que me tocó mandarme, montañatraviesa, por un caminode ripio.

Las vistas
también eran zarpadas y el clima hermoso, pero les juro que pasé
miedo. Había una serie de contracurvas demoníacas con grava recién
renovada en las que derrapé como un Niki Lauda, y los precipicios se
habían ido haciendo más y más altos. Cuando llegué a la ruta
principal que me llevaba hasta Akaroa estuve por bajarme del
auto a besar el asfalto. A punto eh.
Akaroa es un
pueblo afrancesado, o fue una colonia de franchutes, o algo por el
estilo. Ahí van los conchetos a tomarse un café al lado del puerto y del faro (re concheto también), y las viejas pasean a
sus caniches y sus nietos. Lo malo es que la vieja del i-site no se
parecía en nada a Irma, así que elegí destino haciendo ta te tí
sobre el mapa.






Y así nomás volví al auto y me fui alejando de Banks Peninsula. Dejé atrás muchos senderos sin recorrer y bahías sin visitar, pero tenía la certidumbre de que era todo bastante más de lo mismo, y que me esperaban mejores paisajes ruta adelante. Y qué acertado estaba la puta madre.

Rafa
Deviaje.