sábado, 13 de febrero de 2016

Hinamatsuri y Kodomo no mi


En su afán por mostrarnos cuán tradicionales eran y podían ser, con Miki fuimos invitados a la vieja residencia de la familia de Ikue, en donde habían armado, después de año nuevo, el hinamatsuri.


 

Este es una tradición muy típica que concluye el 3 de marzo de cada año, y cuya finalidad es alejar los problemas de las hijas mujeres de la familia y auspiciarles un buen matrimonio y esas cosas. Había dos sets completos, el de Ikue y Rie (su hermana), y el de Sakura y Hazuki (las primas); y si bien los dos eran elegantes y detallados, había años luz entre la calidad (y los precios, mejor ni imaginarlo).

 

La norma dicta que las muñecas y muñecos (cada cual representando distintas cualidades e historias y con sus características particulares) deben ser armadas en la casa diez días antes de la fecha del hinamatsuri, y desarmadas puntualmente para no atraer problemas sobre las nenas. Pero la familia de Ikue saltó por nosotros esta parte, y yo les estuve muy agradecido por eso.


 

También armaron una pequeña armadura samurái, que forma parte del kodomo no mi (el equivalente del hinamatsuri pero para varones, que concluye el 5 de mayo de cada año). El mismo hermano de Ikue visitó a su familia para esas fechas, nos enseñó técnicas de defensa personal (era carcelero, por lo que pudimos entender) y pasamos un buen rato con todos, cocinando juntos y comiendo sin parar.


Al día siguiente, finalmente, nos fuimos por última vez de su casa, llenos de comida deliciosa, regalos en las mochilas, buenos recuerdos e invitaciones para volver cuando quisiésemos. De regreso a Kyoto (esta vez en tren, porque me apuraba el deseo de ir a ver el torneo de karuta), pensé que no podía defraudarles. Algún día volveré, pero con mi mochila llena de regalos para todos ellos.


Rafa Deviaje.

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