domingo, 9 de agosto de 2015

Lluvia desde Rotorua hasta Coromandel

Poco tiempo al norte de Taupo está Rotorua. Ya había estado ahí hacía más de un año, acompañando a una pandilla de cordobeces y un francés, y había sido agradable.


Pero ese día no lo fue. Llovía casi constantemente y estaba frío y húmedo. Para colmo había perdido hacía como una semana mi toallón, y la idea de ir a aguas termales con una simple toalla de manos para secarme, no me tentaba en absoluto. Así que caminé un poco el centro (todo cerrado, era domingo) y seguí de largo sin muchas penas ni glorias.


Hacia el norte llegué a rutas conocidas: me dio un vuelco el estómago cuando identifiqué aquella curva del camino en el que había estado esperando hasta que me levantó Malcom, quien me llevó hasta Hastings, y me llené de sentimientos ambivalentes al pasar por el centro de Te Puke y el sucio Holiday Park.


Así llegué hasta Tauranga, en donde me contacté con Andrea, aquella genial maorí que me levantó en la ruta una noche y después me invitó a dormir en la habitación de sus hijos durante dos noches. Lamentablemente estaba trabajando, pero se tomó unos minutos para que la saludara, le diera una pequeña postal en acuarelas (vieja promesa que le había hecho) y nos pusiéramos un poco al día. Un abrazo, y chau.


Seguí hacia el norte, seguía la lluvia. Subí por la costa Este de la Península de Coromandel. Pasé por playas bonitas tapadas por la llovizna, y esperé como dos horas en la Hot Water Beach (una playa en la que hacés un pocito y brota agua caliente), pero no dejó de llover. Bajé la ventanilla, le hice faquiu al clima, y seguí.

Para cuando llegué a la caminata de las Cathedral Cove el agua aflojó un instante, aunque no el viento, y al menos tuve el placer de volver a caminar. Las playas ahí son lindas, la arena es buena, los acantilados tienen formas exóticas. En verano, me lamenté al igual que mil veces antes durante este viaje, debe estar bárbaro venir acá.


Entonces crucé, lluvia constante, por un camino serpenteante colinarriba y colinabajo, que tiene la fama de ser la peor ruta de Nueva Zelanda (aunque a mi criterio, está a la altura de las rutas de Banks Peninsula y el camino que une Motueka con Takaka). Lindo camino que dan ganas de hacerse el rally. De hecho vi carteles anunciando su temporal clausura este año, cuando será utilizada para una carrera de rally de veras.


La costa oeste de Coromandel es bastante similar a la este, pero el mar acá es más calmo, porque está dentro de una gigantesca bahía que termina allá bien al norte de Auckland. Hay pueblitos lindos y muchas casitas frente al mar que me dan un poco de envidia.


Y así llegué a Thames, ciudad que está a dos horas de Auckland. Miré el mapa y descubrí que me había olvidado de ir a las cuevas Waitomo, esas llenas de gusanos iridiscentes. Pero conté kilómetros y calculé el precio de la nafta, y negué la cabeza: tenía que seguir subiendo. Tenía que ir cerrando este camino. Tenía que aligerarme e ir a un lugar más cálido.





Rafa Deviaje.

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