Las dos noches pasadas en Catlins me habían dejado con un resfrío/casi gripe galopante, así que los dos días y dos noches que pasé en Invercargill (¿pronunsieishon?: ivecaaguil, así que comete todas esas erres y vas bien) con la pareja que me hospedó no fueron la gran cosa. Espero que no crean que todos los argentinos se enferman así de fácil y mantengan sus puertas abiertas.
Por otro lado,
Invercargill no es nada atractiva. Es espaciosa como Christchurch
pero está casi despoblada. Tiene un par de edificios copados, pero
ni son la gran cosa. Tiene lindo Internet en la biblioteca, y que ahí
pasé la mayor parte del tiempo, ya que no me pintaba pasármela
convaleciente en la casa de esta gente. No estuvo tan mal: pude
ponerme al día con Game of Thrones.
Pero bueno, como el auto
iba a tener que estar con el mecánico un tiempo indeterminado e
Invergargill era una cagada, decidí gastar plata, irme de vacaciones
y alejarme de mis problemas. Reservé un pasaje en ferry a StewartIsland, la isla habitada más austral de Nueva Zelanda, mandé un
mensaje a un wwoofer que encontré en la web, y armé la mochila bien
ligero.
Una pareja muy amable que
había vivido por doce años en la isla me llevó hasta Bluff, donde
termina la Route 1 y donde está la terminal del ferry. Y emocionado,
me embarqué. Las olas se pusieron grandes y la alegría se me subió
a la garganta. Nunca había estado en un barquito de ese tamaño,
zarandeado por olas de, calculo, hasta cinco metros, pero me encantó.
Supe en ese instante que había tomado la decisión correcta.
Arribé de noche a la
isla y busqué el único hostel no cierra en invierno. Había cuatro personas, pero todos trabajaban ahí por
accomodation, y no necesitaban a nadie más. Pasé una
noche moqueando y dando vueltas, y al día siguiente fui a contactar
a mi wwoofer.
Lamentablemente el tipo no
estaba en la isla, y como todo estaba cerrado o porque tuve mala
suerte, no conseguí nadie con quien trabajar por accomodation. Lo
que sí, un viejito me paró en la calle y me invitó a ver el barco
a escala que había hecho su abuelo o bisabuelo hacía ciento treinta
y cinco años. Cool.
En definitiva, si iba a
estar en Stewart Island iba a tener que pagar por mi estadía. Pero
como el hostel era lindo y calentito (de hecho lo único malo es que
se llama Hilltop y le hace honor a su nombre, porque tenés que
subirte una zarpada pendiente para llegar), decidí pagar unas noches
por adelantado y disfrutar de la islita con su clima indeciso,lluvioso y cambiante, sus callecitas silenciosas y zigzagueantes, su
tranquilidad infinita, su invitación a procrastinar y descansar, sus
camintas cortas que enseguida me dediqué a fotear.
Rafa Deviaje.
Pfff.. Que historia! Espero que se te haya pasado el resfrío mi amigo, y que la próxima experiencia sea mas fácil!!! :)
ResponderEliminarTe dejo un beso argentino!!
Jajaja gracias!! Por ahora no va siendo del todo fácil pero se mantiene... entretenida?
Eliminarjajajaj, vacaciones dice el.. ajjaj
ResponderEliminarArgentina, y encima de argentina, salteña, y venís a dar cátedra de trabajo y vacaciones? Tomatelás jajaja
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