viernes, 15 de enero de 2016

Torres Metropolitanas de Gobierno

Para esas fechas se empezó a hacer evidente cierta tensión entre Miki y yo: ya se le había pasado el jet lag pero seguía con ganas de pasársela tirado en la cama todo el día y decía estar cansado de la ciudad, y a mí me daba por las pelotas. Fue por eso que empecé a pasear un poco más por mi cuenta.


Y uno de los lugares a los que fui solo fue a las Torres Metropolitanas de Gobierno, que son dos torres altísimas con observatorios de acceso gratuito (a 202 metros de altura, siendo 243 el tope) desde donde podés ver casi todo Tokyo. Digo casi no porque la visión no llegue a sus confines, sino porque dependiendo del clima y el viento, podés no ver muy lejos. Como me pasó a mí.


No sé si era bruma, niebla o smog, o las tres cosas juntas, pero se suponía que se tenía que ver hasta el Monte Fuji, y ni ahí. Una viejita muy amable que hacía de guía voluntaria allá arriba me fue detallando la altura y la fecha de construcción de cada edificio importante alrededor, y me dijo que volviera al ocaso para sacar una foto del “Fuji rojo”, cosa que no hice ya que el clima no varió durante todo el día.


Sé que mi descripción lo tira bastante abajo y que si las fotos zafan fue gracias a photoshop (lo juro, eran de un gris uniforme y desabrido) pero debo hacer hincapié: ir vale la pena. Estás muy alto, ves contornos de cosas muy grandes y muy lejanas, y por sobre todo: es gratis. Si van a Tokyo, vayan a las Torres Metropolitanas de Gobierno y denle un saludo de mi parte a las viejitas que te hacen de guía.



Rafa Deviaje.

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