viernes, 28 de abril de 2017

Wineglass Bay, reina de Tasmania


Es la postal obligada si sos turista en Tasmania (y doblemente mandatoria si sos asiático): Wineglass Bay, o Bahía Copa de Vino. Yo seré más fan del bosque y la montaña que de la playa y la arena, pero igualmente me las ingenié para ir de coche en coche y meterme en el Freycinet National Park, al que pertenece esta playa divina.



No arranqué bien ni a tiempo porque se me cayó el celular en el último aventón que me dieron, tuvimos que volver a buscarlo, estaba todo roto. Cosas que pasan, no me desanimé y seguí camino.




Pero en cambio tuve la suerte, camino al mirador (que es el destino del noventa por ciento de los turistas), de cruzarme con un pibe neozelandés al que, saliendo yo del Walls of Jerusalem, le di tips y consejos. Esta vez, para quedar a mano, me aconsejó acampar en la Wineglass y desde ahí hacer caminatas de ida y vuelta, en vez de hacer todo el recorrido redondo en la península. Le hice caso y bien que salió.




Aquel primer día trabé conversación con un loquito que había anclado su velero cerca de las carpas y no me cayó mal. Al día siguiente fui a subir las montañas que dominan el sur de la isla (Mt. Graham y Mt. Freycinet), y pensaba hacer el Mount Amos (el segundo destino más popular dentro del Parque) al día siguiente, pero sucedió lo imprevisto.




Porque al atardecer me puse a charlar de nuevo con el loco del velero: le conté mis ganas de navegar (aumentadas por el Wooden Boat Festival), le pedí un snorkel prestado y, cuando se lo fui a devolver, me invitó a pasar al bote, me dio un toallón para superar mi hipotermia y que pim que pam, me terminó invitando a navegar con él hasta Flinders Island. Dale que vaaaaaa.


Rafa Deviaje.

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