lunes, 5 de mayo de 2014

Mi bautismo de pulgar

Nunca en mi vida había hecho dedo. Pero jamás. Cuando decidí irme de viaje sabía que el momento de hacer dedo ya llegaría, pero ignoraba toda circunstancia.

Y la primera vez que hice dedo fue en el centro de Te Puke, cargado de compras alimenticias, cansado después de diez horas de picking ininterrumpido de kiwis, a eso de las siete de la tarde/noche. Un indio frenó su auto y nos ahorró, a un amigo y a mí, los dos kilómetros que hubiéramos tenido que caminar hasta el Holiday Park. Después de esa primera experiencia, empecé a levantar más veces los pulgares en la ruta que en el facebook.

Lamentablemente no recuerdo cuántos ni quiénes ni de dónde a dónde me llevaron los que me llevaron. Pero aunque hasta ahora fueron todas experiencias positivas, sé que algunas de esas veces se olvidan casi al momento de haberse bajado, y otras quedan grabadas.


Una de esas ocurrió el día de ANZAC, que es medio feriado público (medio, porque va desde antes de que amanezca hasta pasado el mediodía), y rememora no sé qué cosa militar de Nueva Zelanda y Australia. Me sentía mal así que a la mañana fui a comprar jengibre para hacerme un té, y mientras estaba en el centro del pueblo pude ver a la marcha militar, con gaitas y redoblantes.

Almorcé salchichas, tomé el té picante y me fui a dormir. A la hora y media estaba renovado. Así que decidí aprovechar el sol e irme a la reserva Papamoa Hills, a unos 5 km del Holiday Park, y en donde se sacan unas lindas fotos. Claro que esa distancia es mucho para caminar, pero no para pedir aventón.

A los dos minutos un auto deportivo, azul, baqueteado pero sólido, paró a mi lado. Un kiwi (o neocelandés europeo) canchero de unos veintipico de años, me preguntó desde la ventanilla si yo tenía licencia de conducirMil cosas pasaron por mi cabeza, pero mi respuesta más rápida fue:

-Yes bro.
-Then jump in! 

Y así como así se bajó del auto, me hizo subir al volante, me dijo que no había problema con que nunca hubiera manejado un auto a la derecha, ni con que apenas tuviera experiencia manejando en Argentina, y mucho menos con que jamás hubiera manejado en ruta, y me explicó que estaba sin licencia de conducir por exceso de multas y que era más seguro que manejara yo aunque fuera unos kilómetros. Su confianza se me transmitió, puse primera, salí a los tumbos pero de tercera pasé a cuarta (por primera vez en mi vida) y me mantuve a los casi 100 km/h reglamentarios para que no me multaran a mí ni se hiciera una caravana detrás mío.

Así fui hasta Papamoa Hills. La adrenalina latía en todo el cuerpo y el jengibre daba power para escalar el monte antes de que se pusiera el sol. Pero desgraciadamente, aunque no me detuve ni un segundo, unas nubes se emputecieron y taparon la puesta de sol, así que unas fotos que pudieron ser fantásticas terminaron siendo lo que son gracias a photoshop.
              

Esperé a que anocheciera para ver esos gusanitos luminosos al costado del camino, intenté sacarles unas fotos (al menos lo intenté), y tuve la suerte de que un viejo, que había estado en el acto en Tauranga, la ciudad principal de Bay of Plenty, y que estaba parando también en el Holiday Park, me levantara y me diera charla. La amabilidad de los locales no dejaba de sorprenderme.




Rafa Deviaje.

2 comentarios:

  1. Muy bueno, buenas fotelis

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    1. Gracias maurito, estate atento que las que siguen, vienen con marca de agua registrada jajaja

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